📌 ¿Sabía que...?

En español las mayúsculas se acentúan siguiendo las reglas de acentuación generales (igual que las minúsculas): Ávila, Ícaro, ATENCIÓN.

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Es un mito falso, pues, que las mayúsculas no se acentúan. De hecho, esta idea errónea se generalizó con la popularización de las máquinas de escribir, que no permitían acentuar fácilmente las mayúsculas, si bien la RAE nunca lo ha avalado.
Las únicas mayúsculas que no se acentúan siguiendo la regla de acentuación son las que forman parte de las siglas: CIA (sigla del inglés Central Intelligence Agency) no lleva tilde, aunque el hiato formado por la vocal cerrada tónica (la I) y la vocal abierta átona (la A) exigiría, según las reglas de acentuación, tildar la I; ADN (sigla de ácido dexocirribonucleico) tampoco lleva tilde, aunque ácido la lleve.


El hecho de que una palabra no esté recogida en el Diccionario de la lengua española (DLE) de la RAE no significa necesariamente que no exista, que sea incorrecta o que no se pueda usar.

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De hecho, según las “Advertencias” de la edición vigente del propio DLE, “[t]odas las voces derivadas de otras o formadas mediante composición, aun con significados claramente deducibles a partir de los elementos que las constituyen, pueden entrar a formar parte del Diccionario. Así sucede con los adverbios terminados en -mente, con las voces que contienen los prefijos anti-, des-, mini-... o los sufijos -ble, -ista..., etc. Ciertamente, las posibilidades de formación de nuevas palabras mediante estos procedimientos son amplísimas, y no todos los resultados posibles los recoge el Diccionario, sino únicamente aquellos que han alcanzado cierta reiteración en el uso. No es necesario señalar que la ausencia de un derivado o un compuesto posible no implica su ilegitimidad”.


La expresión que hace referencia a algo que se lleva a cabo libre y voluntariamente, por iniciativa propia, es motu proprio (sí, sí, así, con r después de cada p y sin ninguna preposición: *de motu propio).

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Esta locución adverbial latina significa literalmente ‘con movimiento propio’. Según el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE, “[d]ebe respetarse la forma latina proprio para el segundo elemento, y no sustituirla por el adjetivo español propio”. También resulta incorrecta su formulación con preposición antepuesta: *de motu proprio, *por motu proprio.
Por cierto, en el ámbito del derecho canónico, motu proprio también puede usarse como nombre masculino para referirse a una disposición emitida directamente por el papa.